Redacción CEIB- Miguel Ángel de Jesús
El turismo de masas favorecido por el impulso que conoció la globalización en el siglo XX ha incrementado sobremanera la oferta y la demanda en el sector. Al turismo de sol y playa hay que sumar, entre otras tendencias, el turismo que generan eventos culturales y deportivos, estos
acontecimientos atraen cada vez a un mayor número de turistas y plantean una serie de retos y desafíos a un sector que atraviesa un periodo de transformación hacia un modelo más humanista y sostenible.
Los eventos deportivos de gran envergadura, como los Juegos Olímpicos o los campeonatos de fútbol o rugby, han adquirido una relevancia turística notable, contribuyendo de manera muy positiva a la percepción del destino anfitrión en el ámbito turístico.
La organización de un evento de la magnitud de un campeonato mundial de futbol supone una gran inversión inicial en infraestructura, y a posteriori un gran impacto en el sector del turismo, al atraer grandes flujos de visitantes. Construcción y optimización de la infraestructura ya existente, creación de empleo y mejora reputacional que se ve reflejada en un impulso de la marca país son algunos de los beneficios que trae consigo la organización de un mundial. Sin embargo, una vez se conocen los vencedores del torneo y los turistas vuelven a sus respectivos países, cabe reflexionar sobre el devenir de las infraestructuras construidas
para albergar el torneo deportivo.
Resulta paradigmático en el caso de algunos países con escasa tradición futbolística y desprovistos de la infraestructura y experiencia necesaria para la organización de eventos de índole similar; y que sorprenden con la
organización campeonatos y mundiales para los que son capaces de construir estadios de dimensiones faraónicas. No todos los estadios construidos enfrentan el mismo destino una vez finalizados los eventos. Algunos son considerados lo que en el sector inmobiliario se conoce como elefante blanco, es decir, una construcción ostentosa, disonante con el resto de las edificaciones del área, costosa de mantener y sin beneficios tangibles para la comunidad local que justifiquen la inversión
inicial.
Por mencionar algún ejemplo positivo, para los 2 próximos mundiales está previsto avanzar en sostenibilidad. El mundial de 2026 se celebrará
en México, EE. UU. y Canadá. La ciudad mexicana de Guadalajara cuenta con todo un referente para la región en sostenibilidad, el estadio Akron. Se trata pues, de un recinto donde el empleo del agua está optimizado. A
su vez, el estadio está dotado de la capacidad de detectar de manera automática las partículas de CO2 e inyectar aire natural para
neutralizarlas. Este mecanismo evita la emisión de una tonelada métrica de CO2 al año. El estadio mexicano esta equipado además con multitud de zonas verdes y sistemas de riego inteligentes, la iluminación del terreno de juego es eficiente y el aire acondicionado no es necesario gracias a sus sistemas de ventilación cruzada.
Por su parte, España, Portugal, Argentina y Paraguay albergarán junto a Marruecos el mundial de 2030 y tendrán que hacer frente a retos similares. La RFEF llevó a cabo más de 100 acciones de Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad en 2022, incluyendo la promoción de hábitos saludables en la Ciudad del Fútbol, la medición de la huella de carbono en la final de la Copa del Rey y la inclusión de personas con discapacidad. La Real federación trabajó con cerca de 20 organizaciones sociales y públicas, y formaron un equipo de voluntarios con discapacidad para los partidos en Málaga y Sevilla.
Con todo, la inversión en infraestructura sostenible, así como ciertas medidas en favor de la inclusión, no son suficientes para neutralizar las externalidades negativas en el medioambiente que representa el turismo
relacionado con este tipo de eventos.
Las emisiones generadas por el desplazamiento de los aficionados y la obsolescencia de las infraestructuras construidas específicamente para estos acontecimientos deportivos son algunos de los obstáculos con los que se encuentra la implementación de la sostenibilidad en este tipo de turismo. No existe una fórmula mágica para transformar el actual modelo, sin embargo, si que están surgiendo propuestas innovadoras para reducir estos desequilibrios. Éstas van desde organizar los eventos deportivos en sedes fijas -es el caso de la fórmula 1, cuyo calendario de carreras
presenta pocas variaciones en cuanto a la sede-, para reducir el número de traslados a la construcción de infraestructuras polivalentes con capacidad de reconversión inmediata y que permitan celebrar todo tipo de eventos. Este tipo de infraestructura da pie a reducir la
estacionalidad que caracteriza la celebración de eventos deportivos, garantizando así un flujo estable de turistas que asegura la sostenibilidad
del sector.
Por otra parte, está el turismo asociado a los macrofestivales, los cuales tienen un impacto significativo en el turismo de las regiones donde
se celebran. Esta actividad atrae a una gran cantidad de visitantes, tanto nacionales como internacionales, lo que genera una serie de efectos económicos, sociales y culturales en las áreas anfitrionas.
Los macrofestivales son un gran reclamo para los turistas internacionales, solo el carnaval de Brasil recibió a más de 200.000 turistas internacionales en 2024. La celebración de Macrofestivales eventos de renombre mundial puede aumentar drásticamente el número de visitantes a una ciudad o región durante el período del festival. Esto puede incluir turistas que viajan específicamente para asistir al evento, así como aquellos que aprovechan la oportunidad para explorar la región anfitriona.
Ahora bien, la celebración de macrofestivales ha sido cuestionada debido
a lo poco sostenible que es el modelo: producción ingente de residuos plásticos; sistemas de saneamiento insuficientes, contaminación del territorio; estacionalidad; y debilitamiento de la escena artística local
entre otros. Hay que tener en cuenta que las cifras de visitantes que atraen estas jornadas superan con creces a las del número de habitantes de las grandes ciudades, pero, a diferencia de estas, las áreas donde se celebran no están equipadas ni con sistemas de saneamiento ni de recogida y reciclaje de residuos, ni cuentan con los efectivos de seguridad que tendría una ciudad de dimensiones similares.
En ese sentido, Brasil ha acordado con la OMT la creación de un índice de
Sostenibilidad Turística, cuyo fin es generar datos sobre el impacto del Carnaval de Río en la ciudad. Recoger estos datos contribuirá a que empresas y autoridades puedan tomar mejores decisiones. Otra cuestión en la que se ha trabajado ha sido la reducción de los residuos plásticos. Según los datos del Diagnóstico de Manejo de Residuos Sólidos Urbanos de Brasil, la celebración del carnaval en Brasil generó 3.500 toneladas en 5
capitales. Para reducir la producción de residuos se ha limitado la cantidad de plástico con la que se puede acceder al recinto.
Otro caso de referencia es el del festival En visión en Costa Rica, que a través del proyecto Somos el Cambio fomenta la conservación del medioambiente, la restauración de los ecosistemas y el empoderamiento de las comunidades locales. En el marco de este programa el festival ha plantado 17.000 nuevos árboles y colaborado con la plantación de otros 80.000, además de contribuir con 17.000 dólares para financiar mejoras en el sistema local de saneamiento.
En resumen
Los actores que participan del mundo del turismo deben abordar los desafíos de sostenibilidad asociados al turismo masivo y los acontecimientos deportivos de gran envergadura. Si bien estos eventos pueden generar beneficios económicos y promover la imagen de los destinos anfitriones, también plantean preocupaciones significativas en términos de impacto ambiental, gestión de residuos y derechos laborales. Es fundamental que tanto los organizadores de eventos como las autoridades locales adopten medidas concretas para promover la sostenibilidad, como la inversión en infraestructuras sostenibles, la promoción de prácticas ambientales responsables y la colaboración con las comunidades locales. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo se podrá garantizar que el turismo asociado a estos
eventos contribuya de manera positiva al desarrollo sostenible de
las regiones anfitrionas.
Claves para un Turismo de Eventos Masivos Sostenible:
Para un turismo de eventos masivos sostenible, se necesita inversión en infraestructuras ecológicas, prácticas responsables y colaboración local.
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