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Mano a Mano con Caritos Páez “Más allá de la Sociedad de la Nieve”


Hace casi 52 años, un joven uruguayo de 18 años, Carlitos Páez, hijo del renombrado pintor Carlos Páez Vilaró y Madelón Rodríguez Gómez, se embarcó en un viaje que cambiaría su vida para siempre.

El 13 de octubre de 1972, Carlitos viajaba con su equipo de rugby y otros pasajeros a

bordo de un avión Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea Uruguaya, con destino a Chile. Lo que

sucedió aquel día es conocido mundialmente: el avión se estrelló en los Andes, dejando solo 16

sobrevivientes que fueron rescatados el 22 de diciembre, tras 72 días en la montaña y 62 días

después de que las búsquedas oficiales se suspendieran.


Carlitos, quien se define a sí mismo en esta entrevista como "un chico malcriado, consentido, un

caprichoso " de 18 años en ese entonces, es hoy un exitoso publicista y conferencista que inspira

a empresarios en todo el mundo. Aún se emociona al recordar a sus padres y compañeros,

miembros de esa "Sociedad de la Nieve", título de la película dirigida por Juan Antonio Bayona y

producida por Netflix.


En esta entrevista, titulada "Más allá de la Sociedad de la Nieve", exploramos cómo la experiencia de Carlitos y su historia de supervivencia pueden ofrecer valiosas lecciones a los empresarios deIberoamérica.


Hablaremos de cómo su odisea en los Andes puede enseñar sobre trabajo en

equipo, unión, optimismo, liderazgo y resiliencia, cualidades esenciales para ser mejores

empresarios y líderes. Prepárense para un relato conmovedor y lleno de enseñanzas profundas

que resonarán en el corazón de todo aquel que aspire a dejar una huella en el mundo empresarial.


MF - Transformación y resiliencia: ¿Cómo

integraste las lecciones de resiliencia que

aprendiste en los Andes en tu desarrollo

personal y en tu carrera como empresario y

publicista?


CP - "Bueno, naturalmente, después de los Andes

experimenté una transformación profunda y una

evolución personal. Antes del accidente, yo era un

chico malcriado, consentido y caprichoso, que no

servía para nada. Tenía todos los lujos, como

desayunar en la cama y hasta una niñera. De

repente, me encontré a 4200 metros de altura sin

ningún tipo de recursos. En ese momento, tuve

que recurrir a capacidades y fuerzas que

desconocía tener.


Recuerdo que un periodista peruano me preguntó

una vez: '¿Cuándo naciste realmente? ¿El 13 de

octubre, cuando el avión se cayó, o el 22 de

diciembre, cuando los rescataron?' Le respondí

que el 13 de octubre, porque fue el día en que

comencé a descubrir mis verdaderos recursos y

capacidades.


Desde entonces, he aplicado constantemente

esta referencia en mi vida diaria y profesional. Por

ejemplo, cuando enfrento problemas menores,

como una goma pinchada o un apagón, me

recuerdo que, aunque tengo derecho a quejarme,

comparado con mi experiencia en los Andes,

estos problemas son insignificantes.


Esta perspectiva me ha ayudado enormemente en

mi carrera. En ocasiones, empresas me han

llamado para asesorar en situaciones difíciles,

como despidos. Utilizo mi historia para darles la

fuerza necesaria para afrontar el cambio, porque

la incertidumbre y el cambio constante fueron

claves en nuestra supervivencia en los Andes. Así,

la resiliencia se convierte en una herramienta

poderosa para enfrentar y superar desafíos en el

mundo empresarial.


MF - Claro, a veces uno siente un

temor natural: si tengo gente a mi

alrededor, ¿serán mejores que yo y me

superarán? Entonces, sí, la idea es que

es beneficioso rodearte de personas

talentosas. Si tienes el mejor equipo a

tu lado, podrás alcanzar alturas aún

mayores.


CP - EXACTAMENTE.

MUCHO MÁS ARRIBA, SÍ.

SIN DUDA, YO FUNCIONO

ASÍ.


MF - Excelente. Decisiones estratégicas:

¿Podrías compartir cómo el proceso de toma

de decisiones en situaciones extremas ha

moldeado tu estrategia empresarial?


CP - Mirá, nosotros tuvimos que tomar

decisiones, muchas de ellas muy duras, como

fue la decisión sobre la alimentación. Fue un

proceso que vivimos intensamente. A mí me

fascina la frase de San Francisco que dice:

“Empieza por hacer lo necesario, luego lo que

es posible y te encontrarás haciendo lo

imposible”, que no es otra cosa que vivir el

proceso. Entonces, el proceso me parece

fundamental vivirlo. Y eso te lleva a tomar

decisiones muchas veces quizás equivocadas.


¿Pero sabes qué pasa cuando es grupal? Fíjate

que nosotros salimos para el lugar equivocado.

Nosotros salimos para el lado chileno, pero

porque lo decidimos por mayoría. Y en realidad

tenía razón Canessa (Roberto) que decía que

había que salir para el otro lado, pero los otros

15 dijimos que era para el lado chileno y

entonces, con ilusión, con pasión, con actitud,

aún equivocados, llegamos igual. De eso se

trata. No se trata de historias perfectas, se trata

de historias con pasión, con actitud, con visión.


MF - Esta reflexión es muy valiosa, ¿verdad?

Porque uno podría pensar inicialmente de una

manera, y luego preguntarse qué habría

pasado si hubiéramos seguido el consejo del

otro. Al final, lo importante es aprender de

estas experiencias y seguir adelante.


CP - Quedó la discusión de por vida. Es más,

una vez volvimos 11 de los sobrevivientes a la

tumba, al lugar, y Nando (Fernando Parrado) no

fue, pero nos dejó una carta para leer. Ahí

estaba su madre y su hermana enterradas. Lo

importante no era el contenido de la carta, lo

importante era la posdata. Decía chicos, y se

llegan a perder las salidas para otro lado.

(risas)


MF - El humor siempre ha sido clave en

ustedes, hablemos de la gestión eficiente de

recursos: ¿Qué lecciones sobre la gestión de

recursos limitados aprendidas en los Andes

aplicas en tu gestión actual?


CP - Los recursos son fundamentales, pero a

menudo debes hacer de tripas corazón, como

dice el viejo dicho. En nuestra situación en los

Andes, estábamos prácticamente sin recursos,

lo que sería equivalente a cero para una

empresa. Sin embargo, debíamos seguir

adelante. Personalmente, siempre he sentido

una inclinación hacia la producción, disfruto

ideando estrategias para optimizar recursos y

lograr objetivos. Constantemente busco cómo

mover recursos de un lugar a otro de manera

eficiente, aunque más por el placer de resolver

problemas que por la necesidad de eficiencia

pura. En los Andes, aprendimos a ser eficientes

a pesar de no tener prácticamente nada.


MF - Es decir, en ese escenario, uno realmente

carecía de recursos, o incluso menos que eso.

¿Cómo lograr administrar la nada misma?


CP - La nada, la administración de la nada,

implica enfrentar la escasez de recursos con

ingenio y determinación, así como

mantenerse activo frente a la adversidad. En

situaciones extremas, como la que vivimos en

los Andes, aprendimos que incluso cuando

parece que no tenemos nada, podemos

administrar nuestra situación mediante la

planificación proactiva y la acción constante.

Este enfoque se reflejó en nuestra experiencia

con el libro que escribimos "Viven", que bien

podría haberse llamado "Mañana", ya que

cada día invertíamos esfuerzos para construir

un futuro mejor. Este principio se asemeja a

cómo muchas empresas me llamaron durante

la pandemia para manejar la incertidumbre,

pues era el desafío que enfrentábamos en ese

momento: la incertidumbre.


MF - Es cierto, especialmente en el caso de los

jóvenes empresarios, y aún más en las nuevas

generaciones como los Centennials, se percibe

una ansiedad por la inmediatez, la necesidad de

tenerlo todo ahora mismo. ¿Cómo crees que

esta mentalidad afecta el proceso de toma de

decisiones y la gestión empresarial?


CP - Por eso te digo que vuelvo a la frase de San

Francisco, estamos en el mundo de la

inmediatez, el mundo de WhatsApp, el mundo

de las cosas “ya” y los procesos no te lo pueden

saltear. Es una de las cosas que aprendí.


MF - Entiendo. Mantener una visión a largo

plazo es crucial, especialmente en momentos

de incertidumbre. ¿Cómo te ha ayudado esa

habilidad durante la planificación y ejecución

de proyectos posteriores a tu experiencia en los

Andes?


CP - Bueno, sí, obvio. Nosotros, la visión nuestra

no era Hollywood, no eran películas, no eran

fama, no era que vos me estés entrevistando

hoy aquí. Nuestra visión era volver a casa con

mi mamá, con mi papá y con mi perro. Esa era la

visión que teníamos todos. Es más, teníamos un

deadline que era la Navidad que se nos venía. Y

estos aparecieron el 22 de diciembre. O sea que

la Navidad era para nosotros crucial.


MF - Entiendo. Mantener una visión a largo

plazo es crucial, especialmente en momentos

de incertidumbre. ¿Cómo te ha ayudado esa

habilidad durante la planificación y ejecución

de proyectos posteriores a tu experiencia en los

Andes?


CP - Bueno, sí, obvio. Nosotros, la visión nuestra

no era Hollywood, no eran películas, no eran

fama, no era que vos me estés entrevistando

hoy aquí. Nuestra visión era volver a casa con

mi mamá, con mi papá y con mi perro. Esa era la

visión que teníamos todos. Es más, teníamos un

deadline que era la Navidad que se nos venía. Y

estos aparecieron el 22 de diciembre. O sea que

la Navidad era para nosotros crucial. Nunca

pensamos que iba a tener la repercusión que

tuvo esta historia. Fíjate que han pasado más de

51 años y es una historia que sigue tan vigente.

Es una locura esta historia. Pero la lucha era por

cosas simples, porque la escala de valores

cambia. Entonces le empezás a dar valor a las

cosas que en la vida cotidiana no le das. Y creo

que tiene que ver con el despojo, con el hecho

de que incluso quise comprar un cigarrillo por

$70, que era todo mi capital en ese momento, y

no me lo vendieron. Esto ejemplifica la

importancia de valorar las pequeñas cosas en la

vida cotidiana, que antes podrían haberse

pasado por alto.


Y cuando compartís la alegría, la alegría es

más alegría. Y bueno, muchas veces yo me caí,

muchas veces tuve que yo levantara a otro. Yo

era un poco como aquel personaje de la vida

es bella, de la película aquella que en el medio

del campo de concentración los hacía ver una

visión diferente, que fue quizás lo que yo más

aporté en toda esta historia en el plano

personal, además de mi propia evolución en lo

material, pero toda esa parte inconsciente y

graciosa. Y es más, andan unos tiktoks por ahí

muy divertidos cuando cuando le digo canisa,

tenés mala onda, no te voy a invitar a un asado

que voy a hacer.


MF - Parece que has experimentado mucho

con eso. ¿Cómo abordas los desafíos

actuales, inspirado por tu experiencia de

supervivencia? ¿Qué estrategias utilizas para

enfrentarte a los desafíos que se presentan

hoy en día? Y, considerando todo lo que has

pasado, ¿Qué importancia le das a esos

desafíos?


CP - Bueno, siempre a mí me preguntaron hace

poco cuándo fue la última vez que tuve miedo?

Yo le digo hace 15 min. Antes de entrar a la

conferencia. Pero el miedo, yo di una charla

TED sobre el miedo motor. El miedo es el que

te motoriza, el miedo es el que te mueve. Hay

que hacerse amigo del miedo. Para mí el

miedo, mi problema es el día que no tenga

miedo, ese es mi problema. Lo que te paraliza

es el pánico. Entonces para mí el miedo es un

motor. A mí yo siempre le digo a todos, vos

reza por mí los primeros 5 min, después

olvídate porque yo ya ahí manejo yo la cosa.

Pero hay que meterse, hay que para mí el

miedo es muy importante.


MF - Y hablando del miedo, ese sentimiento

que nos mantiene alerta y activos


CP - Te mantiene activo si estás aplastado.

Siempre le meto mucha pasión. Por ejemplo,

este año di 102 conferencias, ¡imagínate!

Recuerdo especialmente las 28 que di para el

banco Iatú en Chile. Después de la número 28,

pensé: “La verdad, soy un monstruo”. Mantener

la pasión en 28 eventos es todo un desafío.

Perosabes, la clave está en la historia que

cuento. Siempre me emociona ver cómo la

gente se conecta con ella, más allá de mi

presencia. Si alguna vez me veo perdiendo

esa pasión, me iré. Recuerdo una

conferencia que hiciste junto a Pablito en

Colonia, que atrajo a 500 personas de todo

el país. Incluso alguien vino desde

Paysandú solo para escucharme. ¡Increíble!

Esto demuestra lo apasionante que puede

ser la historia del ser humano, y va mucho

más allá del cuento de los Andes.


MF - Por supuesto. ¿Cómo fomentas una

mentalidad de crecimiento y aprendizaje

continuo en tu entorno? Me parece

fascinante cómo mencionas que tu

crecimiento se dio en los Andes. ¿Podrías

compartir cómo esta experiencia te llevó a

desarrollar una mentalidad de crecimiento

y adaptación constante? Además, ¿cómo

aplicas esta mentalidad en tu vida y en tu

trabajo diario?


CP - Bueno, el crecimiento a mí se me dio,

se me dio en los Andes. Yo fui un tipo que,

como te lo dije, nací un 13 de octubre, de

ser un chico de desayuno en la cama, con

niñera, que no servía para nada, donde mi

padre me resolvía la vida, mi madre me

resolvía las cosas y todo eso, empecé a

encontrar recursos justamente a fuerza de

la realidad. Digo, fíjate que me tocó a mí, mi

primer título oficial lo tuve en los Andes,

que era tapeador oficial, porque yo tenía

una habilidad manual para tapear el avión

para que no entrara viento. Entonces el

tapeador oficial tiene que hacer esto. Y

fuimos muy respetuosos de los roles.

Después me tocó sacar la nieve de la

avalancha con ocho muertos. Digo, fueron

experiencias que marcaron mi vida, por eso

te lo menciono, la evolución, lo que tiene

interesante la historia nuestra es que fue

una historia larga, porque vos ves Titanic o

las Torres Gemelas, que son historias

impresionantes, pero que duraron una

noche u horas. Acá ves la evolución de la

transformación del ser humano. Y eso es

importante. Volvemos otra vez al proceso.


MF - Interesante trayectoria, Carlitos.

Considerando tu experiencia, ¿cómo

has construido redes de apoyo en tu

vida profesional? Me impresiona cómo

comenzaste a dar conferencias hace

más de 20 años después de perder tu

trabajo en publicidad durante la crisis

del 2002. ¿Podrías compartir cómo

estableciste esas primeras conexiones

y cómo has cultivado tus redes de

apoyo a lo largo del tiempo?


CP – Si. la verdad que yo empecé

profesionalmente hace 20 años a dar

conferencias más o menos,

justamente a raíz de que había perdido

mi trabajo. Trabajaba en publicidad y

vino la crisis del 2002, y bueno, dije

tengo 49 años, en qué puedo trabajar?

La publicidad se había reventado. La

otra cosa era heredar, esperar para

heredar, que me hubiera ido bastante

mal, porque papá vivió bastante. Y

entonces armé la página web de los

sobrevivientes que no teníamos página

web, que se cumplían 30 años en el

2002, y me puse como conferencista

sin saber lo que era una conferencia.

Me llamaron de México para dar tres

conferencias, no sabía ni lo que cobrar,

para Avantel, que era una telefónica. Y

cuando di la primera conferencia en

Monterrey, que era para 1400 personas,

fue tal el éxito que después di

Guadalajara, México, y ahí me llamó

Grupo Modelo y no paré nunca más. O

sea que yo venía a México y me

quedaba de repente una conferencia

Directv el 1 de marzo, y otra para

Blockbuster el 31 de marzo. Me

quedaba el mes entero. Y ese tiempo lo

utilizaba haciendo contactos,

naturalmente.


MF - Interesante perspectiva, Carlitos.

Considerando tu experiencia en los Andes y tu

trabajo actual como conferencista, ¿cómo

aplicas las enseñanzas sobre adaptabilidad de

los Andes en el cambiante mundo empresarial

actual? Es fascinante cómo mencionas que la

historia de los Andes proporciona lecciones

valiosas para la toma de decisiones, la

tolerancia a la frustración, la adaptación al

cambio y la gestión de la incertidumbre.

¿Podrías compartir cómo integras estas

lecciones en tu trabajo y cómo las transmites

durante tus conferencias a empresas como JP

Morgan, Procter Gamble y otras grandes

corporaciones?


CP - Y tengo desafíos. ¿Pero sabés qué pasa?

Que la historia de los Andes es tan grande que

tiene todo lo que precisa una empresa, todo.

Toma de decisiones, tolerancia a la frustración,

adaptación al cambio, encontrar recursos

desconocidos, lucha contra la incertidumbre. O

sea que tiene todos los elementos. Digo yo no

soy un empresario de verdad, soy una pyme en

mí mismo. Pero digo, todos los elementos,

cuando me llaman, porque aparte todas las

empresas te llaman siempre para tener una

conversación previa y te explican lo que es la

empresa. Mirá, a mí no me expliques nada

porque no voy a meterme en tu empresa, yo

me puedo meter en lo que yo viví. Prefiero ser

un buen sobreviviente que un mal coach, digo,

porque esa es la verdad. ¿Cómo hicimos

nosotros? Y de ahí saquen ustedes el mensaje

que ustedes quieran. Y me ha tocado dar

conferencias, bueno, ahora tengo JP Morgan,

P&G, las grandes empresas, General Motors,

todas, de las más grandes a las más chicas.


MF - Justamente el comportamiento y todo lo

que vivieron implica todo lo que hace una

empresa como tal, como bien lo decís. Si

hablamos de motivación y pasión. ¿Qué te

motiva diariamente y cómo inculcás esa

motivación hacia las conferencias, hacia el

tema?


CP - A mí lo que más me motiva es cuando

estoy en acción. Te diría que en la previa de una

conferencia y después que di la conferencia, es

como yo digo, es cuando te sacas los zapatos

apretados. Yo calzo 42, bueno, me pongo

zapatos 41 hasta que doy la conferencia. Ahí

me saco el zapato y es como que me habla.

Pero en el antes, me motiva. Por eso ese miedo,

no sé llamarle miedo o mariposas en el

estómago, todo eso es lo que me motiva, es lo

que me apasiona. Es a quien me voy a

enfrentar.


Por ejemplo, antes de ayer di una conferencia

que me complicaba la vida porque era una

empresa alemana y tenían grupos de turcos,

coreanos, alemanes. Eran todas mesas de tipos diferentes. Y acá, qué quilombo,

porque digo, tengo que manejarme con

todo. Y fue un desafío que me encantó.

La verdad, salí, disfruté de poder

manejar gente de distintas culturas. Los

coreanos aplaudían de pie, yo no lo

podía creer. Corea, que es una cultura

totalmente diferente a la nuestra, no

sabes lo que era. Los coreanos me

pedían que les firmara el libro, todo eso.

Bueno, eso es lo que me motiva, el

desafío constante.


MF - Considerando la importancia del

riesgo en tus actividades, ¿Cómo

percibes y gestionas los desafíos que

surgen en tu día a día? ¿Qué

estrategias empleas para lidiar con la

incertidumbre y asegurar que tus

proyectos se desarrollen sin

contratiempos?


CP - Muchas veces me planteo: “¿Qué

va a pasar ahora que tengo esta

conferencia?” Pero sabes que dentro

de 1 h 15 ya habrá pasado. Siempre

digo eso, ya dentro de ese tiempo

estará terminado. Siempre hay

complicaciones. Además, los

productores suelen equivocarse, ponen

el vídeo equivocado o no apagan las

luces a tiempo. Ayer, por ejemplo,

pasaban el vídeo y no apagaban las

luces. Pero, hermano, yo que trabajé en

cine y publicidad, sé que cuando pones

un aviso, todo lo demás tiene que estar

apagado. Estoy constantemente atento

a esos detalles. Realizo una verificación

constante, incluso de cosas simples

como tener mi silla o un vaso de agua,

pero que estén listos. Estos son los

desafíos que enfrento en mi día a día

empresarial.


Y Después, también enfrentas el

desafío de convencer. ¿Por qué?

Porque muchas empresas piensan

que después de la conferencia darán

los números de la empresa. No, no,

estás equivocado, hermano. Después

de esta conferencia no hay espacio

para más nada. Nada. Esta conferencia

es para tu empresa, pero la llevas

contigo a casa. Me pasó en la primera

conferencia en Avantel, éramos 1400

personas. El organizador dijo que

después de mi charla daría los

números. Cuando comenzó con los

números, la gente empezó a irse. Es

lógico, te afecta, te llega al corazón.


MF - Es realmente conmovedor,

despierta tantos sentimientos desde

diferentes ángulos.


CP - Y bueno, sí, y a veces tenés que

convencer y lidiar. Ayer tuve una lucha

bárbara para convencerlos. Al final salió

más o menos como yo quería.


MF - Utilizando tu historia, que abarca

elementos que van más allá de lo

convencional, ¿Cómo empleas esos

aspectos para motivar a otros a

enfrentar desafíos en tus

conferencias? A menudo, uno queda

conmovido por tu historia. ¿Cómo

logras esta conexión y motivación?


CP - Bueno, yo soy bastante atrevido en

cosas que no son políticamente

correctas. Yo hablo de la simbología de

repente, que la gente no se anima a

hablar. O hablo de que yo salí de la

avalancha para saludar a mi padre

porque era su cumpleaños. Ese tipo de

cosas, de elementos que yo utilizo que

son diferentes a los de los demás. No

hay nada que me aburra más que un

conferencista. Nada. Yo me acuerdo

cuando yo era chico y veía, te daban un

cartel para entrar que decía

conferencias, decía qué, qué aburrido.

No hay cosas más aburridas que el

conferencista. Y que sea arrogante,

además, que te dicte cátedra. Yo no soy

motivador. Lo que motiva acá es la

historia. La historia la que manda. Por

eso yo no quiero que me presenten.

Acá en México son muy formales y a

veces te presentan con temas de que estuviste

en la escuela como agrónomo, como tal, cosa.

Yo no, a mí no. Esta es una historia

extraordinaria protagonizada por gente común.

Ese es el titular.


MF - Entiendo. ¿Cómo influye la experiencia de

humildad y perseverancia que compartes en

tus conferencias en la forma en que te

relacionas con tus colegas y clientes hoy en

día? ¿Cómo esa experiencia de lucha

constante contra la adversidad y la arrogancia

impacta en tu enfoque hacia el trabajo en

equipo y la empatía en tus tratos

profesionales?


CP - Justamente, sabes qué pasa? Que hay dos

maneras de presentar esta historia. O vas por el

lado del coach, que no somos ni yo ni ninguno,

nosotros no somos coaches de nadie. O vas

por el lado de la realidad, el chico que no servía

para nada, un malcriado, un consentido, un

caprichoso, con niñera de desayuno en la

cama. Eso genera una cosa que porque es una

historia que la pudo haber vido cualquiera del

auditorio, hay que trabajar en equipo porque

nosotros trabajamos en equipo porque no

teníamos más remedio que trabajar en equipo.

Porque el ser humano está diseñado para

trabajar en equipo. Lo que rompe los equipos

es la arrogancia. Y como nuestra lucha fue

permanentemente para el lado de la humildad,

que yo digo que es la otra gran palabra que

tiene esta historia, Dios nos enseñó que lo

nuestro fue una lucha contra el no permanente,

todo el tiempo. El accidente, recibir la noticia que

no te buscan más, tomar la decisión de

alimentarte de tus compañeros muertos, la

avalancha. Cuando vino la avalancha no

podíamos creer lo que estamos viendo, que

Dios nos mandaba una avalancha, después

encontrar la cola y no poder hacer posicionar la

radio. O sea que siempre fue el no. Y sabiendo

además de que el mundo entero te había

abandonado. Porque somos tan arrogantes

que nos creemos que cuando nos pasa algo, el

mundo se detiene. ¿Y sabes qué pasa? El

mundo sigue andando. Yo no entendía de que

los astronautas llegaban a la luna, de que el 8 de

diciembre se festejaba el día de las playas a 34

grados de temperatura, y nosotros perdidos en

los Andes. Porque a diferencia de la historia con

los mineros, que la compararon mucho, que si

bien las dos historias fueron en Chile, las dos

historias duraron lo mismo, 72 días. Ellos

aparecieron el 13 de octubre, que fue el día que

nosotros nos caímos. En el día 14 todos nos

enteramos de que los mineros estaban con

vida abajo. En cambio nosotros, en el día 10,

nos enteramos todos, como digo yo, el mundo

entero nos había abandonado.


MF - Claro, la situación continuó

avanzando y llegó un momento en el

que el mundo dijo: "Acá ya no fue

posible encontrarlos" y se detuvieron

las búsquedas.


CP - Pasó nada!, no estamos

liquidados, dijimos. Solo nos liberó de

un peso, del dolor de las familias y ahí

nos dimos cuenta. Para mí fue el día

trascendental. De hecho tengo un libro

que se llama “Después del día 10”

, que

justamente marca el parteaguas, como

dicen acá en México, de la historia. El

dejar de esperar para empezar a actuar.

Porque hasta ese momento

estábamos esperando que nos vinieran

a buscar, pero de ahí en adelante la

historia fue nuestra historia.

Por eso yo aprendí de que no hay que

dejar que las cosas pasen, sino que hay

que hacer que las cosas sucedan. Un

poco una frase que tenía el presidente

Kennedy, sin ánimo de meterme en

política, pero él decía no preguntes lo

que el país puede hacer por vos,

pregúntate lo que tú puedes hacer por

el país. Y es un poco lo que nosotros

decimos, a los helicópteros hay que

irlos a buscar, no hay que esperar a que

vengan.


MF - Considerando tu experiencia

personal y cómo has evolucionado,

¿cómo crees que tu transformación ha

influido en tu estilo de liderazgo actual?

Es evidente que el liderazgo está

estrechamente ligado al trabajo en

equipo y al aporte individual. ¿Cómo

has visto que tu participación activa en

el grupo ha fortalecido tu capacidad de

liderazgo a lo largo del tiempo?


CP - Comprendí que el liderazgo

auténtico solo surge del trabajo arduo.

Al principio, mi voz apenas tenía peso,

ya que era considerado un joven

mimado y consentido. Sin embargo, a

medida que comencé a contribuir al

grupo con acciones tangibles, mi

influencia se fortaleció. Desde quitar la

nieve hasta reparar el avión o

confeccionar un saco de dormir,

acciones que ahora valoro

enormemente. Incluso hay un TikTok

que circula, donde narro la historia de

cómo, junto a Fernando Parrado,

Antonio Vizintín y Roberto Canessa,

confeccioné mi saco de dormir. Esta

experiencia ha resonado

profundamente en las redes sociales,

mostrando el valor humano que

atribuyo a cada acción realizada

durante aquellos días en la montaña.


MF - ¿Cuáles técnicas de resolución de

conflictos consideras más efectivas,

basadas en tus experiencias

extremas? ¿Cómo el diálogo, como

elemento fundamental, contribuyó a

superar las dificultades en la cordillera,

donde enfrentaron momentos difíciles

y peleas, pero al final se abrazaban y

lloraban, con el objetivo común de

regresar a casa con la familia?


CP - Y el diálogo, fundamentalmente el

diálogo. Nosotros por supuesto que en

la cordillera tuvimos momentos muy

difíciles, tuvimos momentos de peleas

y todo, pero al final terminaba como

teníamos un objetivo que era volver a

casa con la familia, digo, al final

terminabas abrazado, llorando. Esa es

la verdad. Y creo que el diálogo es lo

fundamental para poder salir adelante.

Siempre el diálogo.


MF - Coincido completamente, el

diálogo y la humildad son

fundamentales. El diálogo permite

encontrar soluciones y superar

diferencias, mientras que la humildad

nos enseña a aceptar y comprender

las opiniones y perspectivas de los

demás, incluso cuando no estamos de

acuerdo


CP - Sí, exactamente.


MF - ¿Cómo definirías el esfuerzo y la

dedicación, y cómo crees que estos

valores te han llevado al éxito que

disfrutas hoy en día? En tu experiencia,

¿qué papel ha desempeñado la

perseverancia en tu trayectoria?


CP - La perseverancia, viejo, la

perseverancia. Tengo 70 años, y

cuando cumplí esa edad, me

sorprendió sentir la necesidad de

levantarme a las 3:00 a.m. por

cuestiones prostáticas. Es increíble

pensar en tener 70 años, un largo

trecho. Pero soy perseverante. Llevo 22

días acá en México, trabajando sin

descanso. Todavía me quedan cuatro

o cinco días más, y quién sabe si aún

enfrentaré nuevos desafíos. Siempre

digo que sí a todo. Esa es otra

enseñanza de mi padre. Él solía decir

que los obstáculos eran su mayor

estímulo. Y creo que es una frase

maravillosa. Una vida sin obstáculos

carece de sentido.


MF - Exacto. Si todo fuese fácil,

¿Dónde estaría el desafío, verdad? Es

como esos juegos que pierden su

emoción si sabes que vas a ganar

siempre. Los obstáculos, en cierto

modo, le dan sabor a la vida, ¿no

crees? Son como las especias en una

comida: necesarios para apreciar

plenamente el resultado final.


CP - Bueno, y la cordillera fue una lucha

constante cotra los obstáculos y las

negativas.


MF - Sí, sin dudas esa es la definición

máxima de obstáculos que uno puede

tener en la vida, por eso es una hitorisa

tan poderosa y motivadora.


CP – Pero como te decía, papá era un

tipo que le encantaba el proceso, yo no

lo entendía. Decía que tenía que pintar

la mesa, por ejemplo, y empezaba por

la parte de abajo, la que no se ve, yo

hubiera pintado la parte de arriba, digo,

era un tipo que le encantaba el durante,

soportar el durante y eso me enseñó

mucho a la hora de afrontar los

obstáculos.


MF - ¿Cómo logras equilibrar tu

optimismo innato con una perspectiva

realista?


CP - Es difícil esa, porque yo soy más

optimista que realista, digo, pero bueno,

siempre hay alguien que te baja a tierra.

Pero siempre el optimismo es lo que

oprima, digo, ver el lado brillante. De

hecho, en la portada de mi libro hay una

cruz roja que yo puse adelante, que

puede ser vista como una cruz, algo

que tacha, algo que elimina, sinónimo

de muerte. O puede ser vista como las

aspas del helicóptero, que es como la

veo yo, como un símbolo de libertad.

Supongo que me lo voy a tatuar, porque

no tengo ningún tatuaje, pero me voy a

tatuar la cruz esa de mi libro.


MF - Me ha encantado! el significado

es fascinante y poderoso, ya que esa

cruz representa el aspa de un

helicóptero, transformándose así en un

símbolo de vida

En esa situación, el optimismo fue

crucial. Si hubieras sido realista,

podrías haber quedado estancado ahí

mismo, ¿verdad?


CP - Es que sí! había algunos realistas

que entendían que era la muerte el

siguiente paso y que en realidad

nosotros los sacamos de ahí, a los

realistas. Bueno, yo el optimismo

quizás lo heredo de mi padre. Se vivian

dos cosas diferentes. En mi casa

quedó todo tal cual yo lo había dejado,

mi ropa colgada, todo, todo, me

estaban esperando y había otros que

no los estaban esperando. ¿Realismo,

no? Y bueno, pero por eso yo siempre

lucho por mirar el lado brillante de la

cosa.

“The bright side of the moon”

.

MF - ¿Qué consejos compartirías con

los jóvenes empresarios para

mantenerse enfocados y perseverar

frente a las adversidades,

especialmente en un entorno

empresarial donde los desafíos son

recurrentes y pueden surgir crisis

inesperadas?


CP - Vuelta otra vez. Yo creo que la

perseverancia, seguir teniendo un

objetivo claro. Yo hoy justo le decía a mi

hijo, mi hijo está en una edad, primero

que es un malcriado como era yo y

todo eso, y está buscando 1000 alternativas. Quieres ser actor de cine, vender,

ser inmobiliario, vender cualquier cosa. El

enfocarse, el enfoque es lo que te tenés que

soportar, el durante, porque en el enfoque te vas

a encontrar con muchos garrones, porque te

cambia. Bajó la bolsa ayer, por ejemplo, y

mucha gente se quiso matar, hoy subió, pero te

quiero decir que, que son cosas que pasan, pero

vos si estás enfocado, al final la perseverancia

es importante.

MF - Como en el año 2002 en Uruguay, que

hubo ese quiebre, esa bomba. Y bueno, como

vos le decías tuviste que adaptarte una vez

más.

CP – Tal cual fue mi día 10, se me cayó el avión

a mí como empresario y ahí tuve que remontar

y remonté y ahí me y pasé por arriba de tenerle

miedo de ir a hablar con un gerente, a pasar a

que el gerente tenga miedo de ir a hablar

conmigo.

MF - Teniendo en cuenta tu enfoque

previamente mencionado, donde destacas que

no te identificas como un coach motivacional,

¿cómo incorporas tu experiencia vital en las

conferencias que impartes, subrayando la

autenticidad y el valor de tu propia historia?

CP – Yo me acuerdo que Miguel Ángel Cornejo,

que era el motivador número uno de México,

supongo que lo habrás conocido, pero me decía

Carlitos, tenemos que dar una conferencia

juntos. Yo digo sí, qué vivo que sos vos te tenés

que inventar la historia, yo la tengo. Miguel, era

un genio como motivador. Yo no soy motivador,

ni quiero ser, ni camino por arriba del escenario,

ni les grito “se puede”

, no me interesa. Nuestra

historia es una lucha por la vida, eso fue la gran

motivación.

De hecho hoy somos más de los que salimos

en aquel avión, gracias a que yo estoy vivo, hay

ocho más, tengo dos hijos, seis nietos,

entonces eso es lo que le da continuidad. Por

eso, no la puedo ver como una tragedia,

tampoco la puedo ver como un milagro, creo

que es una historia de vida, de lucha por la vida,

porque es muy atractivo morirse en esa

sircunstancia. El otro día escuché a uno de los

sobrevivientes que envidiaba a los muertos,

porque era que se terminara el sufrimiento. 70

días es una enormidad de tiempo. Como digo

yo, da para ponerse de novio, casarse y

divorciarse en 70 días. Es mucho, mucho

tiempo.

MF - ¿Es fascinante lo que mencionas sobre la

complejidad de la situación y cómo algunos

podrían ver la muerte como una salida fácil

para eliminar el sufrimiento y la esperanza.

¿Cómo defines tú ese camino fácil en

situaciones extremadamente desafiantes,

como la que enfrentaron en los Andes? ¿Cómo

influye la actitud y la determinación en la

elección entre el camino del atajo y la

perseverancia frente a la adversidad?

CP - El camino del atajo. Por eso digo que

cuando Roberto Canessa y Fernando Parrado

suben hasta la montaña durante tres días, y

miran hacia el otro lado, y si al otro lado era

peor, y toman la decisión de, en vez de volver al

fuselaje donde más o menos estaban con vida,

asumen, quizás porque todo el trabajo de todos

nosotros pesaba sobre sus hombros, o más

que en sus hombros, en su corazón. Eso es lo

que yo llamo actitud. Ellos siguieron adelante

hacia la nada. Lo único que tenían era

montañas, y más montañas, y más montañas.

| Pág. 146Y se arriesgaron un poco, porque todo el grupo

en realidad no caminaba solo. Era el fruto del

trabajo de los 16.

MF - Era la fuerza de todos, lo tenían ahí

empujando, combatiendo el no cada vez que

pensaban en dar la vuelta, supongo que

pensaban, volemos para atrás o le seguimos?

Era esa fuerza de todos ustedes los que también

los empujaban a seguir adelante.

CP - Y no te quepa la menor duda.

MF - ¿Cómo describirías la mentalidad de

aquellos que se quedaron, considerando el

refuerzo de su esperanza en medio del temor a

la Navidad y los desafíos causados por el

deshielo repentino en la montaña?

CP - Bueno, con la esperanza reforzada, con el

miedo a la Navidad, el miedo a que se nos viniera

la Navidad. Y teníamos otro problema, que era un

problema grave, cuando la nieve se empieza a

derretir, los objetos empiezan a aparecer como

pedestales, porque se derrite la nieve de afuera,

pero lo de abajo no se derrite. Entonces el mismo

fuselaje estaba quedando levantado. O sea,

durante toda la historia nosotros bajábamos al

fuselaje, pero ahí en los últimos días, ya con el

deshielo, teníamos que subir. Y teníamos miedo

de que toso cayera rodando y llegaban las 5:00

a.m. y salíamos para afuera porque teníamos

miedo.

MF - Basándome en lo que acabas de compartir,

¿cómo integras experiencias personales tan

íntimas, en tu narrativa general para impartir

enseñanzas profundas y significativas? ¿Y cómo

crees que estas narrativas personales influyen

en el verdadero sentido de la vida que buscas

transmitir?

CP – Mira Mati, la lección más valiosa que yo

tuve en la historia de los Andes, que la cuento

poco, es mi vínculo con mi madre a través de la

luna, que era el único vínculo que teníamos no

había Internet, obviamente yo era un obseso por

mirar la luna porque sabía que mi madre la

estaba mirando. Y cuando llegué a Montevideo,

mamá me decía yo miraba la luna porque sabía

que tú la estabas mirando. O sea que eso para

mí es es la esencia de la historia. Es la esencia, la

esencia del hombre común. ¿Pero digo, pero

quién se anima a contar de que vos tenés un

vínculo con la luna, con tu

mamá? Parece de nene chico. Totalmente.

El anti coach, digo, de nada que ver con la

empresa, pero sin embargo son las

pequeñas grandes cosas que son las que le

dan el verdadero sentido de la vida.

MF - Sí, a veces uno lo ve precisamente

así, o podrías pensar que para alguien

común podría ser algo inocente, pero en

ese momento era lo más poderoso que

existía. Era poderoso porque representaba

un vínculo profundo. Estabas conectado

con ella de una manera única y especial.

CP - Exactamente. Y los vínculos son

poderosos, fíjate que mi padre, que era

famoso naturalmente, le encantó la historia

y escribió el libro entre mi hijo y yo, la luna.

Pero mi vínculo no era con papá, era con

mamá. Es raro vivir con vínculo con mi

padre a través de la luna, pero con mi

madre sí.

MF - Sí, porque hay otra conexión.

CP - Hay otra conexión, hay otra energía.

MF - Y a veces, ¿no crees que, aunque no

se enfoque directamente en la empresa, sí

tiene relevancia? Porque al final, en las

empresas, como en la vida, se forman

vínculos significativos entre las personas.

CP - Es que hay vínculos permanentemente,

eso es lo que me parece que hay que

estimular a veces. está el vínculo con tu

familia, el vínculo con tus hijos, el vínculo

con la gente, el vínculo con tus

compañeros. Eso es lo que nosotros más

rescatamos de la historia nuestra, es la

solidaridad, la amistad, el amor que hubo

entre nosotros en aquel momento. Después

cada cual siguió por su camino, nos

juntamos todos los 22 de diciembre,

tenemos un chat en común. Es otra historia

la del después.

MF - Definitivamente. ¿Cómo visualizas

esta nueva etapa en los próximos años?

Claro, la película ha inyectado una gran

dosis de energía y adrenalina, pero vivimos

en un mundo donde las inyecciones de

novedad son constantes y fugaces. ¿Cuáles

son tus expectativas? ¿Hacia dónde te

diriges en el futuro?


CP - Voy a seguir con la misma línea,

aprovechando la situación actual que amplía el

mercado, especialmente para las grandes

empresas. Esta historia ha sacudido al mundo,

resaltando la importancia de la unidad al dar voz

a los fallecidos, una voz que siempre fue tan vital

como la de los sobrevivientes. En un mundo

marcado por conflictos como Ucrania contra

Rusia o Palestina contra Israel, el tema de la

unidad es especialmente relevante. Me parece

fascinante cómo el estreno de nuestra película

logró reunir a sobrevivientes, familiares de

sobrevivientes y de los fallecidos, cerrando una

brecha que existía entre ellos. Por eso, destaco la

importancia de la unidad.

MF - Es fascinante lo que comentas. En un

mundo tan fracturado y complejo como el

actual, con conflictos como los de Rusia y

Ucrania, Israel y Hamas, y la división política en

diferentes regiones, ¿cómo ves la importancia

de la unidad y el trabajo en equipo,

especialmente en comparación con la situación

que describiste en la historia de los Andes?

CP - ¿Oye, a mí Nelson Castro, periodista

argentino de TN, me dice Carlitos, cómo ves

la Argentina comparado con la historia?

¿Mirá, sabes el problema que tiene la

Argentina? Que iban en un avión de línea y

sin piloto. O sea, un avión donde cada cual

chinchaba para su lado, y además no tenían

piloto. En cambio en el caso nuestro,

íbamos todos más o menos conocidos con

el mismo objetivo. Y fue lo que nos sacó

adelante, esa unidad de grupo. Es una de

las historias más notables de trabajo en

equipo.

MF - Exacto, por eso creo que es un gran

motivador para la sociedad y para las

empresas.

CP - Y fíjate que el equipo se forma a raíz

también de una mala noticia. Cuando vino

la avalancha, nosotros éramos cinco

amigos inseparables que andábamos todos

juntos. Quedábamos tres, otros eran cuatro,

quedaron dos, otros eran tres, quedó uno. Y de la avalancha en adelante, no hubo más remedio que fusionarnos en un solo grupo. Y ahí nos

empezamos a transformar en una especie de máquina para vivir. Pero todo es un tema grupal. En la

película,

“Viven”

, está el chico Ethan Hawke. Muy gringo es eso. Pero acá en esta película, en esta

película se traduce la esencia del ser humano.

MF - Sí, ahí justamente se observa esa unión como un logro, como decías, ser una máquina de vida.

La unión de todos era una máquina para hacer que las cosas sucedan.

CP - Exactamente.

MF - Para concluir, ¿crees que es necesario enfrentarse a una crisis o situación compleja para

valorar y activar el trabajo en equipo y la humildad, o deberíamos fomentar estos valores de manera constante, incluso en tiempos de calma?

CP - No, no debería ser necesario, a nosotros nos tocó así, y así lo cuento pero, no debería ser así. Yo me acuerdo que para P&G di una conferencia sobre trabajo en equipo, que fueron tres días de debieron haber hecho una conferencia de humildad, porque la única manera de mantener un equipo es con humildad. Lo que rompe los equipos es la arrogancia. Y se lo dije a Procter & Gamble, que es la

empresa muy arrogante.



Muchas gracias Carlitos por tu tiempo y tus palabras, hemos recibido un mensaje poderoso y motivador que podemos aplicar en el ámbito empresarial. Nos has mostrado la importancia del liderazgo, la unión, el trabaj en equipo, el optimismo, la perseverancia, la actitud positiva, la superación de obstáculos y la humildad.


Para conocer más sobre las conferencias y libros de Carlitos, puedes

visitar su sitio web en https://carlitospaez.com/


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2 Comments


manisha pandey
manisha pandey
hace 4 días

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