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EJES TEMÁTICOS - IV FORO IBEROAMERICANO DE LA MIPYME.

• Comercio exterior e internacionalización. • Agroindustria de pequeña escala. • Digitalización y nuevas tecnologías. • Políticas públicas como motor del desarrollo. • Mipymes sostenibles: sociedades de beneficio e interés colectivo (BIC).


Comercio exterior einternacionalización


Uno de los grandes problemas de las Mipymes radica en la imposibilidad de adquirir escala y volumen de negocio, por lo que se encuentran ante un enorme desafío de depender de factores externos al contar con menos recursos tanto humanos como materiales para desarrollar sus estrategias empresariales. A veces el crecimiento no tiene los incenti- vos correctos, por lo que resulta imprescindible identificarlos y potenciarlos para que las Mipymes progresen.

Es fundamental fomentar también la colaboración, pero no solo pública-privada, sino entre las propias las cadenas globales de valor y pensar en las regionales, teniendo en cuenta que, desde hace algunos años, se ha producido una contracción de las cadenas globales que ya se venía generando producto del proteccionismo y el enfrentamiento entre las grandes potencias. La región no ha sido la excepción y está sintiendo su impacto en el aumento de precios y en el suministro. No obstan- te, también surgen oportunidades en esta recon-figuración, y una de ellas puede encontrarse en el nearshoring.

Comercio exterior einternacionalizaciónempresas, haciendo que la grande se nutra de la dinámica emprendedora, la fluidez, la agilidad y el dinamismo de las pequeñas; y que éstas últimas tengan la posibilidad de aprovechar los recursos y la financiación para crecer e internacionalizarse, una de las grandes barreras para el ecosistema empren- dedor iberoamericano.

Por otro lado, el comercio intrarregional sigue evidenciando niveles muy bajos si lo comparamos con lo que se compran y se venden entre sí en otras regiones del mundo. Para impulsar la recuperación, es fundamental alentar el comercio intrarregional, El camino de la facilitación del comercio, como las ventanillas únicas, programas “exporta fácil”, el procesamiento conjunto de pasos de frontera, circula- ción de carga en tránsito y demás iniciativas de sim- plificación son iniciativas fundamentales para impulsar la internacionalización de nuestras Mipymes. Además, la globalización de la producción se encuentra en un momento de plena reconfiguración. Es importante comprender su impacto en Iberoamérica se destaca por un enorme talento de sus emprendedores, conformado por equipos diversos, creativos y resilientes. Como paradoja a la crisis que vivimos en el contexto actual, también asistimos a una aceleración de los procesos de internacionalización y capitalización de startups. Debemos ayudar a interconectar los ecosistemas emprendedores del espacio iberoamericano, alentando la movilidad emprendedora y desarrollando una red de incubadoras, aceleradoras y medios de innovación que faciliten la integración productiva.

Compartir el espacio iberoamericano nos presenta la oportunidad única de homologar prácticas de atención directa a emprendedores, implementar programas de cooperación y, ante todo, vertebrar un ecosistema regional más grande que la suma de todos los ecosistemas nacionales, que resulte realmente atractivo para los inversores internacionales.


Agroindustria de pequeña escala


La producción agrícola representa el 4% del pro- ducto interno bruto (PIB) a nivel global y en algu- nos países menos desarrollados puede suponer más del 25%; donde tiene una gran importancia, no sólo por su significativa contribución a la pro- ducción interna y el empleo, sino también por su aporte a la seguridad alimentaria. No cabe duda de que la agroindustria es un sector con gran potencial de futuro.

En Iberoamérica, la agricultura y los sistemas alimentarios son muy diversos, y existe una enorme variación entre los países en términos de su escala, sofisticación e importancia económica. La agroindustria en la región puede llegar a representar entre un 10% y un 16% del PIB nacio- nal, como en el caso de Nicaragua, Bolivia, Hon- duras, Paraguay, Ecuador y Guatemala, entre otros. En América Latina y el Caribe (ALC) la biomasa forestal equivale a la mitad de su superficie terrestre y a casi la cuarta parte de los bosques mundiales; más del 30% del agua dulce del mundo y alrededor del 40% de los recursos natu- rales acuáticos renovables se encuentran en la región. Es además el mayor exportador neto de alimentos a nivel mundial, que podría superar en el año 2024 a la balanza comercial agrícola de América del Norte, según estimaciones la FAO (Food and Agriculture Organization). Las expor- taciones del sector agroalimentario de ALC representan cerca del 14% de las exportaciones de productos agroalimentarios del mundo y una cuarta parte de las exportaciones totales de la región.

En los últimos 20 años se ha incrementado cons- tantemente el superávit del comercio agroali- mentario de la región, que pasó de 35.000 millo- nes de dólares en el año 2000 a casi 138.000 millones de dólares en 2019.

En España, las exportaciones agroalimentarias alcanzaron en 2021 un valor de 60.118 millones de euros, cifra que supone un récord en la serie histórica y que representa un incremento del 11 % con respecto al año 2020. Es el cuarto exportador de la Unión Europea de productos agroalimentarios.


SISTEMAS ALIMENTARIOS Y SEGURIDAD ALIMENTARIA

En el mundo hay alimentos más que suficientes para alimentar a los 7.800 millones de habitantes que conforman actualmente la población mundial; sin embargo, más de 820 millones de personas pasan hambre, según datos de Naciones Unidas. La alimentación y la agricultura sostenibles contribu- yen a los cuatro pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad de los alimentos.

En América Latina y Caribe (datos de 2021) la inse- guridad alimentaria moderada o grave afectó al 40,6% de la población de la región, cifra superior al promedio mundial (29,3%). Entre 2019 y 2021 la pre- valencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave pasó del 31,7% al 40,6%, es decir, presentó un incremento de casi 9 puntos porcentuales, el más alto en relación con otras regiones del mundo. En 2021, un total de 267,7 millones de personas se vieron afectadas por la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, 62,5 millones más que en 2019.

Digitalización y nuevas tecnologías

La transformación digital es el fenómeno que más se aceleró en el marco de la pandemia. La urgencia del momento impulsó el teletrabajo, el comercio electrónico y la digitalización de la gestión y la producción. Se torna fundamental acompañar a las empresas en general y a las Mipymes en particular para incorporar la tecno- logía a los negocios y aportar nuevas maneras de pensar y adaptarse a las demandas del nuevo cliente digital.

La implementación de las tecnologías digitales en la producción abre la posibilidad de obtener productos con un mayor valor agregado, permi- tirá disponer de procesos productivos más eficientes y abre la oportunidad a nuevos mode- los de negocio. Es fundamental garantizar el acceso a la tecnología digital para hacer frente a las brechas productivas. Emprendimiento, educación e innovación son tres pilares esenciales para acometer el reto de la transformación al que hay que agregar la habilidad de la colaboración.


Las empresas no compiten por si solas sino a partir del entorno socio productivo del que forman parte y de la interacción que logran en su ecosistema, junto a universidades, centros de investigación, emprendedores, gobiernos, incu- badoras, etc. Es en este ámbito donde las empre- sas cumplen un papel cada vez más importante en la construcción de valor público. Se destaca el importante aporte de las patronales y cámaras empresariales, comprometidas con el desarrollo inclusivo. Surgen diferentes esquemas de asocia- tividad y transformación digital que afecta a todas las empresas y éstas tendrán la necesidad de adaptarse al cambio exponencial.

Los gobiernos del espacio iberoamericano vienen realizando un esfuerzo importante para facilitar el acceso a las tecnologías digitales. Se destacan iniciativas de transformación digital para las Mipymes, la formación online y el fomen- to del comercio electrónico, y se suele brindar asistencia técnica, capacitación y financiamien- to. Es prioritario también compartir buenas prác- ticas de gestión. El espacio iberoamericano tiene un enorme potencial para lograr su proceso de transformación con un gran éxito.

La industria 4.0 persigue agilizar y mejorar los procesos de la manufactura del futuro a partir de la optimización de tecnologías exponenciales,tales como la inteligencia artificial, la impresión en 3D o la robótica. Iberoamérica no es la excepción y cuenta con destacados casos de renombre de empresas que participan de manera activa en la 4a Revolución Industrial.

La transformación digital es una oportunidad para las empresas de apoyarse en las nuevas tecnolo- gías y en las nuevas formas de trabajar disponibles para ser más eficientes en sus esfuerzos, adaptar- se a las demandas del nuevo cliente digital y cons- truir nuevos modelos de negocios y de relación con clientes, proveedores y socios. Iberoamérica tiene una enorme oportunidad para mejorar su productividad desde la transformación digital, siempre que ésta sea inclusiva.


Políticas públicas como motor de desarrollo

Mejorar la productividad es un reto pendiente en Iberoamérica. Por ello, es importante acompañar a nuestras micro, pequeñas y medianas empresas en su transformación. América Latina es la región del mundo en la que menos ha crecido la productividad y si esto persiste el crecimiento económico de los próximos 15 años puede ser entre un 40-50% inferior al de los 15 años precedentes.

Las alianzas público-privadas adquieren cada vez más importancia, comprendiendo que las empresas no compiten por sí solas, sino a través del entorno socio productivo del que forman parte. Es primor- dial alentar el diálogo público-privado para el diseño, la evaluación y la ejecución de políticas públicas, tal y como pregona el ODS 17: “Alianzas para lograr los objetivos”.

Las políticas productivas de acompañamiento a las Mipymes requerirán de una participación más efec- tiva de los actores privados para actuar rápido y estar a la altura de las demandas concretas que surgen en el contexto actual. El acceso al financia- miento y la transformación digital de la producción y comercialización son algunos de los ejes en los que se diseñan y ejecutan gran parte de las estrate- gias públicas.

Es importante poner en marcha políticas públicas acertadas y eficaces, que funcionen y respalden a este tipo de empresas, para hacer que las Mipymes consigan garantías reales. Generar guías normati- vas y regulatorias adaptadas para ellas es prioritario; así como impulsar la cooperación multilateral e institucional, el liderazgo comprometido y el diálogo social.

Si hablamos de efectividad de políticas públicas, habría que pensar en facilitar los procesos de formalización de los emprendimientos nacientes, eso requiere un análisis de los conceptos de formalidad que se están aplicando en los países; y promover con mayor fuerza los procesos de fomento de cultura emprendedora en los siste- mas educativos que permitan avanzar hacia sociedades emprendedoras e innovadoras.

Sería conveniente también mejorar el entorno financiero con instrumentos adaptados para las primeras etapas del emprendimiento, y no solo mediante el impulso de instrumentos de capital semilla, capital de riesgo, o la participación de los ángeles inversores, sino también a través del necesario diálogo con los entes reguladores para la flexibilización de las valoraciones de riesgo de los emprendimientos.

Es imprescindible fortalecer los instrumentos de acompañamiento para los emprendimientos dinámicos, que generen valor agregado en el desarrollo de las nuevas empresas. Hay que pensar también en implementar medidas que fomenten la digitalización del tejido empresarial. En muchos países se ha apostado por poner en marcha programas de capacitación, educación financiera, alfabetización digital y asistencia técnica. La creación de comités, portales y plata- formas dirigidas específicamente a este tipo de empresas para prestarles apoyo y asesoramiento es una solución bastante práctica para mejorar la situación de las Mipymes. De esta manera se puede lograr una Iberoamérica más innovadora, resiliente, digital y sostenible. Mipymes sostenibles sociedades de beneficio e interés colectivo (BIC)

El mundo atraviesa grandes desafíos en el con- texto actual y, por ello, las empresas deben hacer de propulsoras de la recuperación económica, ejerciendo un liderazgo sostenible y responsable para el desarrollo solidario e integral de la sociedad.

Desde hace algunos años hemos visto emerger en Iberoamérica, una serie de nuevos actores empresariales que compatibilizan la búsqueda del beneficio económico con el cumplimiento de objetivos sociales y ambientales. Hablamos de empresas que se enmarcan en una variedad de movimientos, como pueden ser las empresas con propósito o de triple impacto, la banca con valores, las empresas de comercio justo o las B Corps, sólo por nombrar algunos.

Las particulares características de estas empre- sas las convierten en uno de los mejores aliados de los gobiernos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ya que, sin un sector privado decidido a contribuir sustancialmente a la senda del desarrollo, será imposible que nuestra región se recupere de los severos impactos eco- nómicos y sociales provocados por la pandemia y llegue al 2030 con las tareas cumplidas.

En la actualidad, numerosos países están discu- tiendo y aprobando nuevas leyes destinadas a tipificar y apoyar formas alternativas de organi- zaciones que integran actividades comerciales con fines de beneficio público. Hasta la fecha 6 países iberoamericanos (España, Perú, Ecuador, Colombia, Uruguay y Panamá) cuentan con marcos legales aprobados para las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC).

Los ejemplos de regulación de este tipo de empresas generan un amplio consenso político en nuestra región (aprobación por unanimidad o presentación de proyectos de ley por diversos bloques del arco parlamentario).

¿Qué características tiene esta nueva regulación? Para entrar dentro de las denominadas Sociedades BIC, éstas deben incorporar un pro- pósito social y ambiental, que va más allá de la maximización del interés económico de sus accionistas; velar por el cumplimiento del propósito descrito para que los directores y gestores de la sociedad puedan maximizar el interés social y ambiental; y garantizar transparencia en el reporte de su impacto empresarial en cinco dimensiones: modelo de negocio, gobierno corporativo, prácticas laborales, prácticas ambientales y prácticas con la comunidad.

El país más avanzado con este modelo es Colom- bia, que justamente fue el primero en aprobar este nuevo modelo legal y, hasta la fecha, más de5.000 empresas han adquirido el certificado de Sociedad BIC. El último país en aprobar esta regulación fue España, en diciembre del año pasado.


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